La odontología pediátrica (antiguamente conocida como odontopediatría) se enfoca principalmente en los niños desde su nacimiento hasta la adolescencia. La Asociación Estadounidense de Odontología (ADA, por su sigla en inglés) reconoce a la odontología pediátrica como una especializada y, por lo tanto, exige que el odontólogo realice dos o tres años de formación adicional posteriores a obtener el título de odontólogo general. Al finalizar su formación, la Junta Estadounidense de Odontología Pediátrica emite un diploma especializado (diploma ABPD). Algunos odontólogos pediatras eligen especializarse en la atención bucal de niños con necesidades especiales, específicamente niños con autismo, distintos grados de discapacidad intelectual o parálisis cerebral.
Una de las piezas más importante de la odontología pediátrica es la psicología infantil. Los odontólogos pediatras aprenden a crear un ambiente que resulte amistoso, divertido y sociable para los niños que acuden al consultorio; además, evitan el uso de palabras intimidantes, como "torno", "inyección" y "aguja”. Las fobias dentales comienzan durante la infancia y, a menudo, persisten durante la edad adulta, así que es primordial que los niños tengan experiencias positivas y encuentren su "hogar odontológico" lo antes posible.
¿Qué hacen los odontólogos pediatras?
Los odontólogos pediatras llevan a cabo muchas funciones importantes relacionadas con la higiene y la salud generales de la boca del niño. Enfatizan la importancia del mantenimiento y el cuidado correctos de los dientes de leche, que son fundamentales para que el niño adquiera buenos hábitos al masticar, pronuncie bien, a la vez que cuidan el espacio para los dientes permanentes.
Entre otras funciones importantes se incluyen:
Docencia: los odontólogos pediatras educan a los niños con moldes, tecnología informática y términos fáciles de comprender para los niños, para resaltar la importancia de mantener sus dientes fuertes y sanos. Además, asesoran a los padres sobre cómo prevenir enfermedades y golpes, buenos hábitos alimenticios y otros aspectos de la rutina de higiene en el hogar.
Monitoreo del crecimiento: al realizar un seguimiento permanente de su crecimiento y desarrollo, los odontólogos pediatras pueden anticipar inconvenientes dentales e intervenir rápidamente antes de que la situación empeore. Además, la realización de tratamientos correctivos tempranos protege la autoestima del niño y fomenta una imagen más positiva de sí mismo.
Prevención: ayudar a que padres y niños establezcan buenos hábitos alimenticios y de cuidado dental reduce las posibilidades de que luego aparezcan caries. Además de realizar controles y limpiezas dentales, los odontólogos pediatras pueden aplicar selladores dentales y flúor tópico a los dientes de los jóvenes, aconsejar a los padres sobre el abandono de costumbres como la succión del pulgar, el uso de chupete y el consumo de tabaco, y ofrecen excelentes demostraciones sobre cómo cepillarse y usar hilo dental.
Intervención: en algunos casos, el odontólogo pediátrico puede conversar con los padres sobre la posibilidad de realizar tratamientos odontológicos tempranos. En caso de una lesión en la boca, una oclusión dental defectuosa (mala mordida) o bruxismo (rechinamiento de los dientes), puede programar la colocación de conservadores de espacio, recomendar el uso de férulas dentales por las noches o programar una cirugía reconstructiva.
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