La “pulpa” de una pieza dental no se puede ver a simple vista. Se encuentra en el centro de cada diente y está compuesta de nervios, tejidos y muchos vasos sanguíneos, los cuales encauzan nutrientes vitales y el oxígeno. Existen muchas formas de dañar la pulpa. Las caries o las lesiones traumáticas llevan, más comúnmente en niños, a que la pulpa quede expuesta de manera dolorosa y se produzca una inflamación.
La terapia pulpar pediátrica se conoce por muchos otros nombres, entre ellos: tratamiento de conducto, pulpotomia, pulpectomia y tratamiento de nervios. El objetivo principal de la terapia pulpar es tratar, restaurar y salvar la pieza dental afectada.
Los odontólogos pediátricos llevan a cabo terapias pulpares en los dientes de leche (primarios) y en los permanentes. Pese a que luego se caen, los dientes de leche son necesarios para la producción del habla, para masticar correctamente y para guiar el alineamiento correcto y abrir el espacio adecuado para los dientes permanentes.
¿Cuáles son los signos de infecciones y lesiones en la pulpa?
Una pulpa inflamada o lesionada es sumamente dolorosa. Incluso si la fuente de dolor no fuera visible, la necesidad del niño de consultar a un odontólogo pediátrico será evidente de inmediato.
A continuación encontrará algunos otros signos a tener en cuenta:
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Dolores inexplicables y constantes
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Dolores por las noches
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Sensibilidad a la temperatura de los alimentos calientes y fríos
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Inflamación o enrojecimiento alrededor del diente afectado
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Flojedad o movilidad inesperadas de la pieza dental afectada
¿Cuándo se debe someter a un niño a una terapia pulpar?
Cada situación es única. El odontólogo pediátrico evaluará la posición de la pieza dental y la edad y la salud general del niño antes de recomendar que se extraiga la pieza dental o que se la salve por medio de una terapia pulpar.
A continuación encontrará algunas de las consecuencias indeseadas de la extracción/falta prematura de dientes:
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Puede acortarse la longitud del arco.
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En caso de que se pierdan dientes de leche, los dientes permanentes pueden no tener espacio suficiente para salir.
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Los dientes opuestos pueden crecer en forma saliente o indeseada.
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Los premolares pueden quedar impactados en forma dolorosa.
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Los dientes que quedan podrían “moverse” para llenar el espacio vacío.
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La lengua podría ubicarse de manera anormal.
¿En qué consiste la terapia pulpar?
En un principio, el odontólogo pediátrico realizará un examen visual y evaluará las radiografías de las zonas afectadas. La cantidad y la ubicación del daño a la pulpa dictarán la naturaleza del tratamiento. Aunque existen muchos otros tratamientos disponibles, la pulpotomia y la pulpectomia pediátricas se encuentran dentro de los más comunes.
Pulpotomia: si la raíz de la pulpa no tiene lesiones ni caries, o sea que el problema se encuentra solamente en la punta de la pulpa, el odontólogo pediátrico puede optar por dejar intacta la parte sana y eliminar solo la pulpa afectada y la caries que la rodea. El espacio resultante se llena con un material terapéutico biocompatible que previene infecciones y suaviza la raíz de la pulpa. Es muy común que, después del tratamiento, se coloque una corona sobre la pieza dental. La corona fortalece la estructura del diente, minimizando el riesgo de sufrir fracturas en el futuro.
La pulpotomia es un tratamiento extremadamente versátil. Se puede realizar como un tratamiento independiente en los dientes de leche y en los dientes permanentes, o como el paso inicial en un tratamiento de conducto completo.
Pulpectomia: en el caso de caries graves o golpes, toda la pulpa de la pieza dental (incluso los conductos radiculares) se puede ver afectada. En esas circunstancias, el odontólogo pediátrico debe extraer la pulpa, limpiar los conductos radiculares y llenar la zona con un material biocompatible. Normalmente, eso se realiza en varias visitas al consultorio.
Se suelen utilizar materiales reabsorbibles para llenar dientes de leche, y materiales no reabsorbibles para llenar dientes permanentes. De ambas formas, el paso final del tratamiento consiste en colocar una corona sobre la pieza dental para fortalecerla y proporcionarle apoyo estructural. La corona se puede disfrazar dándole un color natural, si así lo prefiere el niño.
Si tiene alguna pregunta o inquietud acerca del procedimiento de la terapia pulpar pediátrica, consulte a su odontólogo pediátrico.