A diferencia de la anestesia general (que deja a los niños inconscientes), la sedación odontológica reduce la ansiedad y la incomodidad del niño durante las consultas odontológicas. En algunos casos, los niños pueden marearse o reducir su actividad mientras están sedados. Ese efecto disminuirá rápidamente una vez que se complete el procedimiento.
¿Cuándo se utiliza la sedación?
La sedación se utiliza en varias circunstancias. En primer lugar, suele ser imposible mantener quietos a los niños muy pequeños durante tiempo suficiente para que el odontólogo pediátrico pueda realizar procedimientos de alta precisión en forma segura. La sedación hace que la consulta sea menos estresante tanto para el niño como para los adultos y reduce el riesgo de sufrir heridas. En segundo lugar, a algunos niños les resulta difícil manejar la ansiedad durante la consulta odontológica. La sedación los ayuda a relajarse, sobrellevar el tratamiento y sentirse felices. En tercer lugar, la sedación es particularmente útil en niños con necesidades especiales. Previene movimientos espontáneos y guía el comportamiento cooperativo.
¿Cuáles son los tipos de sedación más comunes?
La mayoría de los odontólogos pediátricos cuentan con varias opciones de sedación, cada una con sus beneficios particulares. El odontólogo evaluará el historial médico del niño, la duración estimada del procedimiento y el grado de comodidad del niño antes de recomendar un método de sedación.
La sedación consciente permite al niño comunicarse constantemente, seguir instrucciones y cooperar durante todo el procedimiento. A continuación se describen los principales métodos de sedación consciente:
Óxido nitroso: el odontólogo pediátrico puede recomendar el uso de óxido nitroso (mejor conocido como “gas de la risa”) en los niños que presenten signos particulares de nerviosismo o ansiedad. El óxido nitroso se administra mediante una mascarilla que se coloca sobre la nariz del niño. Siempre está mezclado con oxígeno, de forma que el niño puede inhalar cómodamente por la nariz y exhalar por la boca.
El gas de la risa relaja al niño con suma rapidez y puede hacer que se comporte de manera feliz y eufórica. También actúa en forma rápida, no es doloroso y el efecto desaparece en pocos minutos. Antes de quitar completamente la mascarilla, el odontólogo pediátrico permitirá el paso de oxígeno durante varios minutos para asegurarse de eliminar el óxido nitroso del organismo del niño. Raramente, el óxido nitroso puede causar nauseas. Debido a eso, la mayoría de los odontólogos pediátricos sugieren que antes de la consulta se consuma la menor cantidad posible de alimentos.
Sedación oral: en el caso de niños que no cooperan, que son particularmente ansiosos o que no pueden controlar sus músculos por períodos de tiempo prolongados, se puede ofrecer una sedación oral. Existen muchos tipos de sedantes orales (habitualmente, en forma de comprimidos, píldoras y líquidos), y es posible que hagan que el niño se sienta mareado. Si se utilizan sedantes orales, el odontólogo pediátrico puede solicitar a los padres que preparen al niño antes de la consulta. Las medidas preparatorias comunes pueden incluir: limitar la ingesta de alimentos y bebidas antes de la consulta, hacer que el niño use vestimenta cómoda durante la consulta, y prepararse para permanecer con el niño varias horas después de la consulta. Los sedantes por vía oral producen efectos secundarios graves; las náuseas son uno de los más comunes.
Otras formas de sedaciones conscientes: entre las formas menos comunes de administrar sedantes se incluyen las intravenosas (sedación intravenosa), los supositorios e incluso los rociadores nasales. En la mayoría de los casos, el método de administración puede variar, pero la naturaleza química del sedante seguirá siendo la misma.
¿Y la anestesia general?
La anestesia general (que hace que el niño duerma profundamente) casi no se utiliza durante los trabajos odontológicos, a menos que:
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No exista otra forma de realizar el procedimiento en forma segura;
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El niño sufra una afección que limite su cooperación o la capacidad de seguir instrucciones;
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El niño necesite un tratamiento que requiera un lapso de tiempo prolongado;
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El niño necesite un tratamiento odontológico más complejo o una cirugía bucal;
La anestesia general requiere una preparación más intensiva antes de comenzar el tratamiento y un período de recuperación más largo después del mismo. Se prefiere la sedación consciente siempre que sea posible.
Si tiene alguna pregunta o inquietud acerca de las técnicas de sedación, consulte a su odontólogo pediátrico.